Permítanme
en este momento de mucha pena comentarles algunos aspectos sobre Rosita. Rosita
llegó a ser Docente Asociada de la Estación Experimental IVITA-El Mantaro del
Departamento Académico de Producción Animal de la Facultad de Medicina
Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Terminó sus
estudios de Maestría en Producción y Reproducción Animal faltándole defender su
tesis.
Rosita
ingresó a laborar como investigadora del IVITA en la década de los 90,
conjuntamente con las colegas Ana Hinostroza, Edith Fernández Baca y Beatriz
Morales, década muy complicada porque el país salía de una etapa de gran
depresión económica y aun sufríamos los estertores del terrorismo, en donde la
dirección de la Estación, bajo el mando del Mag. Custodio Bojorquez, la tenía
muy complicada, pero que gracias a la ayuda de Rosita, las colegas citadas y
otros, se pudo sacar la institución adelante.
Rosita
tuvo especial interés en el área de Reproducción Animal, especialmente de los
Camélidos Sudamericanos; sin embargo, también se involucró en otras áreas de la
producción animal trabajando en la implementación de diferentes unidades
productivas en la estación como la de camélidos sudamericanos, la de los productos
lácteos y la de módulos lecheros.
Siempre estuvo interesada en
difundir a los productores aspectos que permitan incrementar su producción y
productividad, en este esfuerzo, a pesar de lo avanzado de su mal, publica en
la Revista Electrónica de la UPG, SIRIVS, el Manual Problemas Reproductivos en la Crianza de Cuyes y acepta integrar el
Comité Editorial de la menionada Revista.
Siempre
me hice la pregunta, de cómo Rosita recibió la noticia de su mal? qué cosas se
cruzarían por su mente? sobre todo por el gran amor a sus tres hijitos, dos
varones los mayores y una mujercita la menor, su futuro y perspectivas. La
verdad que difíciles momentos. Pero si bien puede haberle afectado muchísimo
hasta asimilar esa realidad, ella nunca se quebró.
Pero
a manera de confesión y por el hecho de estar en contacto con ella en estos
últimos meses, todo lo anterior queda minimizado, si se le compara con su
inmensa valentía, su fe en Dios y el hecho de vivir intensamente en amor con
sus hijitos, amor que estoy seguro trascenderá, y que sus hijos, que al inicio no
comprenderán su partida, lo llevarán consigo y le servirá para sobrellevar sus vidas
sin su compañía y ser ciudadanos de bien.
Rosita descansa en paz, estamos seguros que
estarás a la diestra del Señor guiando
los pasos de tu familia.
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